Cuadernos de un aviador inquieto

AMAZINANTE EDICIONES

Varios

Pues varias cosas, ninguna lo suficientemente interesante como para escribir una única entrada, o falta de inspiración quizá.

Una ola pequeña para salir del agua

El otro día durante un vuelo de entrenamiento vimos aparecer a escasas millas de nuestra posición lo que parecía iba a ser un gran incendio. Seguimos con nuestro vuelo de instrucción mientras oímos en frecuencia como se acercaban varios medios aéreos. Dando por supuesto que iban a ser capaces de no llamarnos, llamé yo al helicóptero de coordinación y le dije que estábamos en la zona, que nos llamasen si nos necesitaban. Continuamos la ruta de pantanos Miño arriba y a los quince minutos nos llamaron solicitando nuestra intervención. Para ser mi primer incendio del año no estuvo mal. Cuatro horitas, en un valle, con su pueblo y sus cables de media tensión, como siempre. La ultima hora estuvimos operando solos, pues todos los demás medios agotaron el combustible y volvieron a base. Aterrizamos a las diez justo cuando se ponía el sol. Por desgracia la batería de la cámara se agotó en la primera parte del vuelo, así que me quedé sin grabar el primer incendio de la temporada.

Por otra parte, ha habido días de surf bastante buenos. Tengo en la retina varias olas bien grabadas. Buenas y agradables sensaciones. También ha habido algún día de esos de ir para nada. Demasiado viento y el mar demasiado desordenado. Y para terminar parece que viene una semana de calma total, así que me da a mi que las salidas al mar tendrán que esperar. Cagüentó.

25 julio 2010

Sensación

Hoy brilla el sol, pero el otro día no. Entonces escribí esto, y como no es bueno abandonar lo escrito, y como iba destinado a este blog, pues ahí va...

Las sensaciones en el mar lo son todo

Acostumbrado este invierno a echarme a la mar -como si me embarcase durante seis meses jajaja -en compañía de mi novia, mi hermana o de un par de buenos amigos, Jorge y Tomas, a los que conocí en el agua, ahora, cuando vuelvo a coger el coche yo solo y pongo rumbo a alguna desconocida playa del norte, me vuelve a invadir esa extraña, sensación de soledad. Parece exagerado, pero es lo que siento. Esa extraña soledad.

Siempre he considerado el surf como algo personal y solitario, y al fin y al cabo, así lo es. Al final eres tu, y esa ola. Nadie más la puede remar por ti, nadie más la puede coger por ti, nadie más puede llegar hasta ella por ti. Al final es tu habilidad o tu miedo el que hace que la surfees o no. Sin embargo, en todo lo demás, se agradece la compañía de alguien que comparta la sensación, de alguien que comparta la pasión por la ola. Sino, la incertidumbre del mar es difícil sobrellevar. Sino, el júbilo tras un buen día de surf, es difícil de asimilar. Esa emoción que te invade te la tienes que comer tu sólito. No puedes expresarla. No puedes compartirla. Ahí, en el momento, en el lugar. No puedes. Es como intentar beber de una boca de incendios. A veces gritas, pero tampoco hay nadie que escuche.

Y vuelves al coche, tu solo, y por delante algo más de una hora de carretera para seguir alimentándote de esa emoción. Ahora no hay prisa, conduces despacio. No hay prisa, y pones las luces. Nadie te espera para cenar. Tan solo necesitas tiempo para terminar de asimilar las sensaciones. Y a veces el tiempo solo no es suficiente. Y vuelve la soledad, y la incertidumbre. Y encima aquí el cielo esta siempre cubierto. Nubes bajas y grises. Joder parece que este hecho a posta. Jazz en la radio. O los Rolling. Pero sabes que el próximo día volverás a coger el coche, y volverás al mar. Lo único que te queda para aliviar esa sensación es escribir. Escribir un texto sin mayor orden, ni sentido, como este.

15 julio 2010

Carga

Hace un par de semanas quedé en explicar como cargamos agua en el hidroavión. Bien, pues el mecanismo no podría ser más sencillo. Básicamente es como coger un vaso con la mano y arrastrarlo sobre la superficie de una piscina para llenarlo de agua. Así de simple. Ni bombas, ni mecanismos de succión, ni nada de nada.

La maniobra consiste en posarse suavemente sobre el agua, comenzar a navegar y bajar dos pequeñas sondas, con una superficie similar a la de una cajetilla de tabaco, por las que entra el agua gracias al complejo principio hidrodinámico que antes he comentado.

Tenemos un par de instrumentos en cabina que te indican la cantidad de agua que has recogido; cuando se alcanza la cantidad deseada, el piloto sube las sondas y punto final. A partir de ese momento solo queda meter potencia de despegue e irse al aire de nuevo.

En un pantano o en un rio, donde la superficie del agua es prácticamente plana, la maniobra puede llegar a ser sorprendentemente suave. En cambio, en la mar, la cosa suele ser algo más movida. En el siguiente vídeo podéis ver una carga en la ría de Noia. Las rías gallegas son ideales para cargar, ya que son enormes y, a pesar de ser mar, la superficie del agua suele estar relativamente en calma.

[Falta insertar el video]

9 julio 2010

Cámara

No se si esta foto es de coña o si es una HelmetCam de los sesenta

Hace tiempo que llevo dándole vueltas a la idea, y por fin me he decidido.

Aprovechando la excusa de mi reciente cumpleaños, voy a auto regalarme una cámara de casco, o cómo demonios se llame en castellano. Vamos, una cámara de esas que te atornillas en la cabeza y que graba lo que tú ves.

Hace varios años que me inventé un sistema para colocar una cámara fija en cabina, en el cristal frontal del avión, pero la mayoría de las veces esta cámara fija no es capaz de captar la situación global, no es capaz de captar la complejidad del momento. Siempre apuntando a las doce y con escaso ángulo de visión, yo diría que perdía el 75% de las sensaciones.

Espero con este nuevo sistema poder transmitir con mayor fidelidad algunas de las impresiones que tengo cuando me meto con el hidro en un valle de humo y fuego.

Épico, verdad jajaja...

25 junio 2010

Dunker

A la mayoría, el despertador les sonó a las 05:30. Demasiado pronto para mi gusto. Despegamos a las siete con destino la Base Naval de Rota, en Cádiz. El ejercicio en cuestión es sencillo, y aunque solo estas bajo el agua unos segundos las sensaciones acumuladas son... curiosas.

Curioso como se mezclan en esta entrada los dos temas principales del blog: el surf y los aviones. Uno está, por desgracia, acostumbrado a las caídas, los revolcones y las lavadoras en el mar. Mas de una vez una ola nos ha mantenido debajo del agua más tiempo del que nos hubiera gustado. Desorientados, sin saber donde esta arriba, con la nariz llena de agua y con menos aire en los pulmones del deseable. Luego mirando el reloj, no es para tanto. Diez, quince segundos como mucho, y el cuerpo aguanta eso y muuucho mas, pero aun así, no mola nada, ¿verdad?

En este caso se trata de menos tiempo. Mono de vuelo, chaleco de supervivencia, casco y botas. Bien atado al asiento con los atalajes, dos por los hombros y alrededor de la cintura. El simulador comienza a girar mientras cae. El agua comienza a inundar el habitáculo. Esta fría. Sigue girando. -Joder, ¿cojo aire ya o espero un poco mas? -De repente ya es tarde para pensar nada mas. El agua inunda tus fosas nasales y ya te estas cagando en la perra. Y hay que esperar a que choque contra el suelo antes de comenzar a soltarte los atalajes. Os juro que ahí dentro esa caída se hace eterna.

Da igual el lado, ventanilla o pasillo. La primera vez siempre es la peor. Al salir todos decimos que se nos ha atascado algo en el chaleco y que -hay que joderse-. La segunda ya va mejor, pero sigue sin gustar nada. En serio, ¡es flipante lo largo que se hace! Básicamente te da tiempo a pensar en que demonios haces tu ahí firmemente atado a un asiento, dentro de una caja que se hunde para dejarte invertido y medio torcido de aquellas maneras debajo del agua.

La peor es la tercera vez, con las gafas de piscina... opacas. -Mosquis, ¿y ahora cuando cojo aire? Espero a que me llegue a las rodillas o los... -Normalmente si te pones a pensarlo lo cojeras demasiado tarde, así que lo que hacemos es aspirar nada más aquello se pone en movimiento. Al fin y al cabo, desde que comienza el viaje en el tiovivo hasta que la caja esta fuera en la posición inicial no pasan más de 35 segundos. Podrías hacer dos viajes del tirón.

Haz click para ver el vídeo

El Dilbert Dunker es un simulador de inmersión. Este en cuestión, realmente pensado para tripulaciones de helicópteros. Nosotros somos los únicos pilotos de avión que lo hacemos cada año en España. Los motivos son obvios. Básicamente sirve para recordarte que, si ya en una situación controlada como esta, en la que sabes que te vas a hundir, en la que sabes como soltarte, en la que sabes por donde salir, etc, si ya en esta situación uno se agobia, en un caso de accidente real tienes que fliparlo.

Este aparato en concreto tiene sus años, pero hace bien su trabajo. La verdad es que no hace falta mucho mas, y la mayoría de los países de nuestro entorno, entendiendo entorno de Cádiz al norte, tienen simuladores similares. Sin embargo, ya han recepcionado en la misma Base Naval de Rota un nuevo simulador. El más moderno de Europa, como no podía ser de otra forma. En piscina cubierta y literalmente capaz de simular la tormenta perfecta, con olas, viento, ruido y algún escualo de añadidura los domingos. Vamos, para hacernos el viajecito todavía más ameno...

26 mayo 2010

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