Cuadernos de un aviador inquieto

AMAZINANTE EDICIONES

Alcanzar un sueño

Hoy amplio por primera vez esta sección de aviación. A parte de publicar mis historias personales volando el hidro, como ya he comentado alguna vez, quiero hablar de la pasión por la aviación y del romanticismo que la envuelve. Y que mejor manera de ampliar esta nueva sección que compartiendo este vídeo.

Flying Full Circle es un corto de diez minutos del productor de One Six Right. Un chaval, con bastante pasta sin duda, que cuenta como tras años de espera, consigue hacer realidad uno de sus sueños: volar con los Blue Angels.

El tono que imprime en el video, la sensación que transmite, le emoción que comparte con el piloto con el que vuela, eso es pasión, eso es lo que yo y algunos elegidos sentimos cada vez que nos subimos a un avión, y eso es lo que quiero compartir, porque nunca olvido lo afortunado que soy cada vez que despego del suelo.

Podeis ver y descargar el vídeo en HD en el enlace oficial que he dejado arriba. Espero que lo disfruteis como él, y como yo.

16 septiembre 2011

Mis comienzos

¿Y como comenzó todo? Pues por típico que parezca, con las películas Tron (1982) y Juegos de guerra (1983) y con un Amstrad CPC. Tron no la terminaba de comprender, era yo demasiado pequeño, y como una vez me dijo un amigo -en esa época, ¿¡quien demonios sabía lo que significaba la palabra software!?

Parte del cartel de la película Wargames

Juegos de guerra era otro rollo. La aventura que todo niño quería vivir, y encima ¡la chica era un bombón! Recuerdo ver la peli una y otra vez, grabada de la tele en cinta VHS y levantarme corriendo del sofá, encender el Amstrad e imaginar que accedía a algún ordenador de algún sitio super secreto. En realidad lo único que hacía era abrir el libro de BASIC Básico y copiar algunas lineas de código para ver lo que hacía el ordenador.

Nunca llegué a profundizar en BASIC. Recuerdo que mi padre se sentó alguna vez conmigo y juntos tratamos de descifrar para que servía todo aquello. Pero a mediados de los ochenta en España, todo eso era muy nuevo para un chaval que estudiaba EGB, y el tener acceso a más información en esa época me parecía algo de otro planeta. -Eso solo ocurre en las películas -recuerdo pensar.

Es curioso como la vida transcurre, y como al mirar hacia atrás, ves momentos que podían haber sido sido un punto de inflexión en tu vida, pero que por las circunstancias del momento, no lo fueron. Quien sabe, si en ese entonces hubiese tenido más apoyo o acceso a más información, tal vez ahora no estaría volando aviones, ¡sino que sería un maldito gurú de la informática! El caso es que esta afición, como las otras dos que ocupan este sitio web, nació en mi siendo yo muy pequeño, y que ahora, años después, ocupa un lugar importante en mi vida.

15 septiembre 2011

He vuelto a patinar

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A veces con el paso del tiempo todo parece encajar. Hace ya tres años que comencé a escribir, y el motivo principal por el que lo hice, fue porque vi el vídeo Riding Giants. Tras ver ese documental, decidí volver al mar, decidí comenzar a hacer surf, y abrí un blog. Hace poco más de un mes decidí aprender a desarrollar páginas web. Hace unas semanas vi un vídeo y descubrí una nueva afición. Hace unos dias, y despues de muchos años sin hacerlo, compré un "longboard" y volví a patinar. Y hoy escribo mi primera entrada en mi primer sitio web.

Casi tres años han pasado de aquella primera entrada en mi blog original y de nuevo, un vídeo ha sido el que ha marcado el momento... Aquí os dejo Carving the Mountains, un fantástico vídeo de Juan Rayos con las chicas de "Longboard Girls Crew".

14 septiembre 2011

Peares

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La primera vez que cargué en este tramo del río todavía era yo un segundo piloto con poca experiencia. Y a mi primero no le gustó nada, así que hicimos una única carga y nos marchamos. Han tenido que pasar ocho años hasta que he vuelto a cargar ahí. Y no por nada en especial, sino porque no se habían dado las circunstancias necesarias para hacerlo. A veces utilizas un punto de carga enemil veces y puede que otro piloto no lo haya tenido que utilizar nunca en su carrera. Es parte del atractivo de este vuelo: todavía hay mucha agua en la que cargar por primera vez.

Peares, se llama, y tiene uno de los descensos más largos e impresionantes de toda la península. La maniobra en si no tiene más peligro que cualquier otra; es el factor psicológico de caer durante tanto tiempo hasta el fondo del cañón lo que impresiona. La salida no tiene problema, pues el valle es muy largo y a pesar de estar cruzado por varias lineas de alta tensión, daría la opción de salir de él con un fallo de motor.

El fallo de motor es lo que más nos preocupa cuando nos metemos en un valle profundo. Con un solo motor operativo, el régimen de ascenso de este bicho ronda los seiscientos pies por minuto, y eso no es mucho. En los más de diez años que llevo volando aquí, solo he oído de un fallo de motor, así que aunque es un factor que no me preocupa, siempre lo tengo en cuenta a la hora de... bajar.

12 agosto 2011

Matalavilla

En curso a Gijón para volar en su Festival Aéreo, decidí evaluar un pantano del que no teníamos datos. Lo descubrió un compañero, no se si andando por la zona o curioseando entre sus cartas de montaña. Viéndolo en google earth parecía tener la longitud necesaria, pero también se apreciaba que estaba un tanto encajonado. Además hasta que no estas encima, no sabes realmente cuanta agua tiene. Tal vez cuando el satélite tomó la fotografía estaba seco, o al revés. Nunca se sabe.

Así que fuimos para allí, navegando a la estima, a rumbo y tiempo. Estando en la zona, tardamos unos segundos en dar con el valle correcto. Efectivamente estaba encajonado. A primera vista se veía que la única salida aceptable era hacia el oeste, hacia la presa. Normalmente las salidas hacia las presas son las mejores, y a veces las únicas. La presa siempre esta rio abajo, hacia el valle que desciende, y eso ayuda.

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Realicé una órbita de reconocimiento, alto, antes de bajar. Después nos metimos en el valle río arriba, poco a poco, siempre esperando esa turbulencia repentina que hace que el corazón te de un vuelco. Esta vez no la hubo. Viramos dentro del valle. Las montañas a ambos lados nos superaban en altura por muchos pies. Y nunca me ha gustado esa sensación. Ahí si te sientes muy, muy pequeño. Insignificante, sabiendo que no tienes un cohete para salir de ahí en vertical. O viras dentro del valle para dar la vuelta, o por la trocha no sales.

Viramos cortando motor, calculando a ojo como siempre el punto para iniciar el planeo que debe dejarnos en la orilla del pantano. Ni antes ni después si lo calculas bien. Durante el largo descenso al fondo del valle sigues en tensión, pendiente de nuevo esa maldita turbulencia. Pero el descenso esta vez fue suave y fluido. Nos posamos en el agua y llenamos los tanques hasta salir al peso máximo al despegue menos mil libras. Un pequeño margen por el que dirán. Ahora con el avión mucho más pesado que antes comenzamos el lento y agónico ascenso hacía la presa. Antes de llegar a ella hay que virar unos cuarenta grados a la izquierda dentro del valle. De nuevo las montañas a ambos lados nos superan en altitud y en ese último tramo, estrecho y alto, la turbulencia en un día con viento sería mucho más que desagradable.

Puedo equivocarme, pero creo que he sido el primer piloto del 43 en cargar nunca en ese precioso pantano. Se puede hacer con total seguridad. En un día sin viento, sin turbulencia, y hacia la presa. Tan solo requiere conocer bien las limitadas prestaciones de tu avión, y un poco de práctica :)

9 agosto 2011

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